De cine: Las amistades peligrosas. La seducción del celuloide.

Reflexión donde el autor recuerda el aprendizaje sentimental a través del cine, la literatura y la vida.

El transcurso de los años provoca la mitificación del seductor cortesano, anclado en la memoria desde la juventud, momento en que el celuloide le deslumbraba a uno mostrándole formas de vida insospechadas a través de excelsas interpretaciones y una dirección inspirada. Los lances del amor y de la sensualidad le eran mostrados a uno, a través de la pantalla, transmitidos por la perspectiva, sabia y experimentada, de la madurez. El amor, la sensualidad y sus consecuencias cubrían todo su ciclo y uno lo interiorizaba, digiriéndolo lentamente, para luego soñar con proyectarlo transformado a su vida, que ya no era la de unos pícaros cortesanos del siglo XVIII como en la película, sino la de un chaval que iba dejando atrás una adolescencia atormentada para entrar en una juventud que le abría mil interrogantes vitales. Un chaval que acarició, besó y recibió reciprocidad en la sensualidad temprana. Sin embargo, la picaresca, quizá, no era más que un ansia por descubrir, y por plasmar los descubrimientos que le ofrecía a uno el celuloide. Una voluntad de libertad, que se contradecía con el platonismo de sus esquemas mentales heredados de la adolescencia.

Con los años, uno volvería a visitar esa película, titulada Las amistades peligrosas, en una reposición en salas de cine, con la sensación más madurada de que el amor romántico de quien fue adolescente duele y es frágil pese a la belleza de su poesía, y que se fortalece aderezado con una buena dosis de clasicismo. Así, la aurora de rosáceos dedos que le desarrollaría a uno otras formas de amor a través de la Odisea de Homero, el poeta ciego, en una juventud que, ya, se manifestaba muy dura. Luego, fue una historia de amor hacia la literatura que perdura hasta hoy, enriqueciéndole a uno en un constante crecimiento, vital más allá del papel siempre, que aún tiene por delante escribir sus mejores páginas: las del amor maduro y sereno, las del genio vital, las de la inspiración creativa sazonada de oficio.

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