Microrrelato que trata sobre las venturas y desventuras de un tímido sumido en la peligrosa quimera de una pasión cinéfila.
Él, adulto y particular, vive en el retiro de la timidez. Sale los fines de semana, desde su profunda introversión, en soledad hacia la magia de los cines de media tarde. Compra su entrada y, mientras llega la hora de la sesión, toma un refresco notando la calidez de las conversaciones que los extraños mantienen en mesas cercanas. Luego, acomodado en su butaca, se olvida de sí mismo y vive el universo ajeno como si fuera propio.
Da igual que se trate de un cocinero vienés o de un adúltero amor con pasión, sensibilidad y mucha pluma. Poco le importa viajar a épocas pasadas o futuras. Lo que, en el fondo, desea cada vez que va al encuentro de un estreno esperado con ansia semanal, es que le ofrezcan autenticidad.
Con ese soplo de aire, llegará el lunes al trabajo y podrá ver con la luz del artista las costuras de la sociedad en la que, inevitablemente, está inmerso. Le resultará más fácil sortear los comentarios artificiosos y despertarán su risa los apuntes ingeniosos. Sin embargo, con la llegada del atardecer, cuando de regreso a casa haga balance del día, notará el extraño vacío de quien soslaya la guía de la vida en favor de la del arte.