Filosofar

Filosofar: estar sentado en la butaca escuchando la voz melodiosa de una mujer en una canción suave y frágil. Hacerlo mientras tus pensamientos se van alejando de las preocupaciones inmediatas de la vida práctica para elevarse hacia abstracciones que ligan tu intimidad más esencial con los mundos que va creando tu pensamiento imaginando. Filosofar. Imagina, pues, que tu vida ha aprendido a defenderse del velo de las sirenas del consumismo, que regresas, así, de la alienación, paradoja, del mundo físico para reencontrarte con tu identidad más genuina. Eres tú porque el manto que te arropa ha dejado de ser el agua turbia que protegía tu baño de vida de los vientos frescos de la intemperie para volver a ser aquello que eras en origen, desarrollado, crecido: agua cristalina y limpia, pura, en que te ves reflejado con total claridad. Y así, adulto ya, llegas a la autoconciencia.

Frágil disyuntiva entre el amor y el sueño

Frágil disyuntiva entre el amor y el sueño

Frágil disyuntiva entre el amor y el sueño. Cálida, cercana, ella acaricia mi piel cansada en su voluntad de transmitir luz y encender una pequeña llama en mi fuego interno. La noche cerrada, el alba, aún lejana, intimida como si estuviera presente mi necesidad de reposo. Mi vello se eriza, mi cuerpo se agita, me giro hacia el amor duradero, cultivándolo, fundiéndome en un fuego vivo. Y llegará el alba.

Atravesar el trance en confinamiento

Atravesar el trance en confinamiento. Pandemia. Coronavirus.

Pensamientos fugaces en el reducido espacio doméstico. Días de recogimiento y prudencia. Abrir las ventanas veraniegas, las puertas… que corra el aire en el salón y penetre en mí el aroma de la intemperie soleada. Alzar la mirada y observar, en dirección contraria a la brisa agradecida que penetra desde el exterior, el mundo más amplio que estas cuatro paredes desarrollándose, al ralentí, en la calle durante esta extraña pandemia. La ansiedad de la aurora se va impregnando de vitalizante luz natural y la brisa acaricia mi conciencia adormecida, provocándome un despertar interno. Vivir, convivir, resistir. Todos a una y, a veces, cada cual por su lado. Imprevisto que nos enseña a mirar atrás en la memoria de la humanidad y ofrece una dolorosa cura de humildad. Y, al fin y al cabo, vivir, atravesar el trance en confinamiento, en este presente incierto con solución cierta.