Reflexión en que el autor trata sobre la proximidad del verano como argumento para pensar en el curso de la vida.
La primavera entra en su apogeo, aguaceros repentinos se alternan con días templados que invitan a pensar en la calidez del verano, en el asueto de la playita en vacaciones: darse un chapuzón; ver, desde una edad que avanza hacia la senectud, las figuras lozanas de quienes amanecen a la juventud; darse cuenta de que, a una edad madura, estamos entrando en la plenitud de la vida, el momento en que eres consciente de ti, de lo que haces y el momento también en que eres capaz de orientar el rumbo de tu vida. Momentos de claridad para un verano venidero.