Entre libros: Sobre la lectura y sus temas. A vueltas.

Reflexión sobre las lecturas del autor y su nuevo rumbo.

Me muevo aquí entre libros leídos y trato de mis inquietudes, que van tomando un rumbo ya no limitado a la narrativa, sino que se enriquece leyendo sobre temas diversos.

Durante muchos años, quien esto escribe ha antepuesto la lectura de ficción a cualquier otro género. Había en ello una voluntad de alimentarme de literatura, enriquecerme de lecturas en la convicción de que uno, así, alimenta su imaginación, dándole forma, pulimento y músculo. El goce procurado por la ficción ha sido, para mí, inmenso.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte he roto el tabú que tendía a esta suerte de especialización, adentrándome no sólo en la prosa autobiográfica, literatura al fin, sino en el ensayo sociológico o mi tantos años añorada filosofía. Y creo que ha sido más bien una necesaria obsesión la intensidad de lecturas de ficción, que debía durar hasta colmar mi necesidad de dar consistencia a la propia imaginación. Una vez llegado a ese punto, uno empieza a gozar del distanciamiento de la literatura, para luego volver a ella en una suerte de necesidad que colma con un mayor deleite, y descubre que, también temáticas aparentemente alejadas, enriquecen la propia literatura.

Entiende uno, así, el consejo que daba un adorado escritor, según el cual uno debe leer de todo. Además, de una recepción placentera en la lectura de autores que mezclan la autobiografía, el ensayo y la narrativa entendida al modo tradicional, llega luego uno a una comprensión consciente. Quizá, para ir concluyendo, sea más enriquecedor un conocimiento no ya especializado, sino aquel que abarque el abanico de inquietudes diversas que, a uno, se le van planteando a lo largo de la vida.

Pensamiento en suspenso

Silencio interior. El pensamiento en suspenso, saliendo del profundo descanso que supone una siesta en pleno mes de agosto. Relajación y vacaciones pandémicas. Sentarse al teclado, ver la pantalla en blanco y dejar que fluya de nuevo el pensamiento, la dialéctica interna y el ciclo de las palabras. De fondo, música ochentera. Deleitarse en la visión del día a través de la ventana: hoy el sol nos ha dado un descanso y dan ganas de salir a la calle, activar el cuerpo, mover las piernas, encontrar al prójimo. Más allá de todo silencio, plena actividad. Pero reconoces una melena y el pensamiento vuelve a quedar en suspenso. Es ella, la belleza que pone música a tu silencio interior. Tu pareja, tu compañera, tu amor. La fuente de la que manan las energías de tu día a día.

Filosofar

Filosofar: estar sentado en la butaca escuchando la voz melodiosa de una mujer en una canción suave y frágil. Hacerlo mientras tus pensamientos se van alejando de las preocupaciones inmediatas de la vida práctica para elevarse hacia abstracciones que ligan tu intimidad más esencial con los mundos que va creando tu pensamiento imaginando. Filosofar. Imagina, pues, que tu vida ha aprendido a defenderse del velo de las sirenas del consumismo, que regresas, así, de la alienación, paradoja, del mundo físico para reencontrarte con tu identidad más genuina. Eres tú porque el manto que te arropa ha dejado de ser el agua turbia que protegía tu baño de vida de los vientos frescos de la intemperie para volver a ser aquello que eras en origen, desarrollado, crecido: agua cristalina y limpia, pura, en que te ves reflejado con total claridad. Y así, adulto ya, llegas a la autoconciencia.